MI EXPERIENCIA DE ANIMADORA POR UN DÍA
Cuando mi profesor nos comentó su idea de ir
disfrazados al colegio, pensé en no participar, ya que a mí nunca me ha gustado
llamar la atención y además me daba vergüenza, pero al ver la reacción de mis
compañeros, esta idea me pareció divertida, por lo que no dude en participar.
Después de varias semanas, empezaban a venir
los primeros compañeros disfrazados y cada vez me ponía más nerviosa por saber cómo reaccionarían las personas el día
que yo me disfrazara y también tenía mucha curiosidad por saber de que se
disfrazarían los demás.
Cuando llegó mi día, no
estaba tan nerviosa como yo pensaba que me pondría y hasta tenía ganas de
llegar a clases, aunque me costó salir de mi casa porque sabía que cuando
cerrara la puerta no podría volver atrás. Así que no me lo pensé y salí. Al
estar en la calle notaba a las personas mirándome extrañados y todos los ojos
clavados en mí. Pero cuando llegue al colegio me sorprendí mucho porque todos
los comentarios fueron muy positivos como ¡¡Que graciosa!! o ¡¡Que mona!!. Al
entrar en clase todos me miraron, fue lo que más vergüenza me dio pero lo llevé
bien, me parecía muy gracioso ver las caras que ponían y a algunos les causaba
risa verme así porque claro, no es muy común ver a una
animadora en clase. Al acabar las clases y salir a la calle tuve la misma
sensación que al principio, pero ahora ya no tenía vergüenza, me había
acostumbrado a que todo el mundo me mirara y ya me parecía hasta normal. Por lo
que me fui a mi casa muy contenta de haber vivido
esta experiencia.
Yo creo que todo el mundo debería probar esta
sensación de pasar vergüenza durante una mañana entera y reflexionar sobre
ello, ya que todos pensamos de que dirá la gente al verte así, si serán buenos
o no los comentarios. Yo pienso que eso es secundario porque no debemos de
pensar siempre en que pensará la gente de nosotros, las personas solos ven lo
superficial pero si tu sabes cómo eres de verdad no importa lo que digan los
demás.